Por desgracia, durante estos últimos
dos meses he pasado más días de la cuenta visitando hospitales. Durante esos
días, para intentar hacer más llevaderas las largas horas de espera, he
invertido parte de mi tiempo leyendo todo lo que caía en mis manos. Por mis
manos han pasado temas tan dispares como las memorias de Albert Speer o la revista
Autopista. De todo lo que he leído
durante estas semanas me llamó la atención una antigua
entrevista hecha en 1976 (ya ha llovido) por la revista Fortune a Henry
Gadsden, a la sazón director ejecutivo a punto de la jubilación de la alemana MERCK KGaG, la
compañía química y farmacéutica más antigua del mundo. Gadsden declaró a Fortune, sin ningún pudor, que
lamentaba que los mercados potenciales de la farmacéutica MERCK se hubieran limitado tan solo a personas enfermas. Sugirió que
su sueño durante mucho tiempo había sido que el modelo de negocio de su
compañía se hubiera asemejado al fabricante de chicles Wringley’s y afirmó que
durante años había anhelado fabricar medicamentos para la gente sana ya que, de
este modo, MERCK habría podido vender
sus productos a todo el mundo. Tres décadas después, el sueño de Gadsden se
hizo realidad.
Vivimos en una sociedad
medicalizada, sometida a la dependencia de la atención médica profesional, así
como al desmesurado hábito del consumo de medicamentos y demás productos
milagrosos. Si encendemos la televisión y prestamos un poco de atención a la publicidad
con la que nos bombardean, nos daremos cuenta que un porcentaje muy alto de los
anuncios son fármacos, remedios, pociones y demás potingues. Hasta una
determinada mantequilla puede rebajar el nivel de colesterol. Fascinante. La
publicidad consigue que personas sin síntoma de enfermedad alguno se preocupen,
se hagan revisiones y tomen una serie de fármacos y remedios seguramente
innecesarios. Hemos pasado del paciente al pre-paciente. No importa para nada
que nos sintamos bien, que no tengamos síntomas de nada, que creamos que
estamos más sanos que una pera. Puede que tú te sientas bien pero la enfermedad
está ahí, agazapada, latente, esperando dar el zarpazo. A ese punto hemos
llegado. Al “por si acaso”. El mero riesgo de enfermar ya se ha convertido en
una enfermedad, de modo que las mujeres sanas de mediana edad sufren hoy una
silenciosa enfermedad crónica llamada osteoporosis,
y los hombres maduros en buena forma una afección llamada colesterol alto.
Pero no nos pongamos melodramáticos.
Esto no va de una cruzada contra la industria farmacéutica, ni contra el mundo
occidental. Esta entrada es para identificar algunas de las enfermedades
inventadas más cotidianas, para que habléis de ellas y, de paso, para reirnos
de algunas muy curiosas y de otras no tan comunes. Pero primero ¿qué es una
enfermedad inventada? Es transformar procesos naturales o etapas de la vida
normales en algo que debe recibir medicamentos. Es un proceso complejo y bien
planeado por las corporaciones farmacéuticas, con el apoyo de algunas
publicaciones de corte científico, que luego soportan grandes campañas de
publicidad. El objetivo es el lucro a través de la venta de medicamentos. Los diez
puntos esenciales en los que se basa la industria farmacéutica para crear una
nueva enfermedad son los siguientes:
1.-
Tomar una función orgánica e insinuar que hay algo erróneo en ella que debería
ser tratado
2.-
Sobrevalorar un sufrimiento cuyo origen no está necesariamente en la causa
señalada.
3.-
Definir una proporción tan amplia como sea posible de personas que están
sufriendo la “enfermedad”.
4.-
Definir una condición como enfermedad causada por una deficiencia o un
desequilibrio hormonal
5.-
Apoyarse en los especialistas “adecuados”
6.-
Presentar las cifras de una manera “especial”.
7.-
Utilizar selectivamente las estadísticas para exagerar los beneficios del
tratamiento propuesto
8.-
Plantear un objetivo equivocado
9.-
Promocionar la tecnología como “magia libre de riesgos”
10.-
Tomar un síntoma común que podría representar algo menor y hacerlo aparecer
como si se tratase de la señal de una enfermedad seria.
A continuación, os presento un
listado de las más fascinantes enfermedades inventadas. Una especie de top ten
de enfermedades inventadas en el que la primera de la lista no tiene porqué ser
la más importante o viceversa. Eso lo dejo a vuestra elección. Comenzamos.
1.- Calvicie:
La Revista Salud Magazine publica
este mes una noticia esperanzadora para los calvos: “Según un nuevo estudio publicado en la revista Science Translational
Medicine, investigadores han identificado una proteína, la prostaglandina D2, o
PGD2, que parece jugar un papel importante en los patrones de calvicie
masculina, y la inhibición de esta proteína, en su opinión, puede permitir que
los folículos inactivos del pelo crezcan de nuevo. (…) Estudios anteriores han
mostrado que los hombres calvos, aún tienen las células madres que crean
cabello. Los folículos que alguna vez florecieron también se encuentran ahí,
pero son más pequeños y producen cabellos más delgados y pequeños. Con el
tiempo, este simplemente se vuelve demasiado débil para atravesar el cuero
cabelludo. Así que si el PGD2 está deteniendo este crecimiento, entonces
bloquear el receptor de la proteína puede significar que un poco o todo el
cabello regrese.” La solución: un nuevo fármaco que bloquee el receptor de
la proteína PGD2. Pura alquimia.
Si yo fuera calvo y me topara con esta
noticia, inmediatamente iría a mi médico a pedirle ese tratamiento esperanzador
para la calvicie. Pero señores, para qué utilizar las más sofisticadas técnicas
de investigación para tratar algo que no es, ni por asomo, una enfermedad, sino
de una condición natural causada por cierta combinación de la genética, los
niveles de hormonas y del proceso de envejecimiento. Eso sí, si queréis
medicaros contra la pertinaz calvicie, el minoxidil y la finasterida pueden
prevenir la caída del cabello y estimular el crecimiento de cabello nuevo. O
eso dicen. En el mundo, el 80 por ciento de la población masculina padece
calvicie. A parte de un buen peluquín, pintarse la coronilla o el implante de
cabello estilo Berlusconi, la solución a la alopecia, un proceso natural del
cuerpo humano, ni existe ni se la espera.
Pero ojo, si eres calvo y aún así la
alopecia te la trae al pairo, deberías saber que la calvicie masculina está
vinculada a un mayor riesgo de enfermedad cardíaca coronaria, pero sólo si está
localizada en la parte superior, es decir, en la coronilla, en lugar de en la
parte delantera, según un análisis publicado en la revista 'British Medical
Journal'. Los investigadores (financiados por la industria farmacéutica, por
supuesto) han concluido que “la calvicie
vértice está más estrechamente asociada con la aterosclerosis sistémica que la
calvicie frontal. Así, los factores de riesgo cardiovascular deben ser
revisados cuidadosamente en los hombres con calvicie vértice, especialmente los
más jóvenes”. De un plumazo han convertido al 44 por ciento de los hombres
calvos, personas sin ningún problema de salud, en enfermos coronarios
susceptibles de medicación. Me quito el sombrero.
2.- Colesterol
Nos lo venden como enfermedad, pero
sólo es un factor de riesgo. Curiosamente, los límites para considerar unos
valores normales de colesterol se han ido bajando durante estos últimos años en
congresos médicos financiados por laboratorios interesados en vender sus
fármacos, como ocurrió en Alemania o en Estados Unidos. Hoy, en el país teutón,
la mitad de los hombres maduros son “enfermos” de colesterol, mientras que en Estados
Unidos, en el período que va de 1999 a 2004 la población con
hipercolesterolemia pasó de 13 a 40 millones debido a los cambios en los
criterios de diagnóstico, provocando que cada vez más personas “padezcan” de esta “terrible enfermedad” y, por consiguiente, cada vez más clientes
necesiten de los servicios de la industria farmacéutica. Hoy en día es
patológico tener más de 200, incluso 180 ya es preocupante, cuando los riesgos
reales dependen de otras circunstancias más importantes como el sedentarismo,
obesidad, diabetes, tabaquismo, alimentación, etc.
Se ha convertido al colesterol en el
gran demonio de nuestra lozanía, sin embargo sus funciones son de gran
relevancia para la salud. Por eso, siempre debemos tener en cuenta que el
colesterol es necesario para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, ya
que forma parte de la membrana de cada una de las células del organismo,
permitiendo o no el paso de sustancias y participando en procesos fisiológicos
relacionados con ella; es el componente básico de las sales biliares que tienen
como función principal ayudar a la digestión de las grasas; es precursor de
hormonas importantes que entre otras cosas regulan el contenido de agua y de
sales en el organismo; es precursor de hormonas sexuales como progesterona,
testosterona y estrógenos que permiten el desarrollo de los caracteres sexuales
y la fertilidad; y es parte de la vitamina D que deriva del colesterol y
participa fundamentalmente en el metabolismo del calcio. Tener bajos niveles de colesterol es sinónimo de mala salud.
3.- Osteoporosis
Al igual que el colesterol, la
osteoporosis tampoco es una enfermedad sino un factor de riesgo. La pérdida de
densidad mineral ósea es un proceso fisiológico ligado al envejecimiento,
aunque hay gente interesada en asociarlo con la enfermedad. Las compañías
farmacéuticas han patrocinado reuniones en las que se definía la osteoporosis,
financiado estudios sobre los tratamientos y desarrollado importantes vínculos
económicos con destacados investigadores. Han creado y pagado a grupos de
pacientes, fundaciones sobre la osteoporosis, campañas de publicidad dirigidas
a los médicos (tanto sobre los fármacos como sobre la enfermedad) y lucrativos
premios de periodismo sobre la osteoporosis.
Así, un alto porcentaje de mujeres
mayores de 50 años son convertidas en enfermas crónicas y se ven obligadas a
tomar un comprimido de "raloxifeno" al día para el resto de sus días,
suplemento de calcio y de vitamina D. ¿Y cual es el precio a pagar por un
tratamiento de por vida “por si acaso” algún día tienen una fractura ósea?
Según los efectos secundarios descritos asociados al tratamiento, una de cada
161 mujeres tendrán un tromboembolismo venoso, una de cada 22 tendrán sofocos y
una de cada 32 sufrirán calambres en las piernas. Un precio demasiado alto para
prevenir un “por si acaso” cuando muchos expertos llegan a la conclusión que
resulta más eficaz realizar una vida sana, practicar algo de ejercicio y llevar
una alimentación equilibrada.
4.-
Hiperactividad infantil
El verdadero trastorno por déficit
de atención es una enfermedad rarísima que tiene un tratamiento bastante eficaz
pero son tan pocos los niños con este trastorno, que hay que sumar muchos más “enfermos” a esta rara perturbación para
engrosar la cuenta de beneficios. Niños aburridos, maltratados, superdotados,
empotrados delante de la televisión durante horas, nerviosos por pasar horas frente a la consola, traviesos o con escaso afecto, son magníficos ejemplares
para colocarles el diagnóstico y, con ello, la pastillita de marras. Los padres
se ponen contentísimos porque ya no son responsables, el médico feliz por haber
solucionado un caso y la farmacéutica también se alegra porque tienen un nuevo
cliente. Y todos tan contentos.
5.-
Disfunción eréctil.
Estamos ante otra rara patología que
dispone de un tratamiento eficaz pero al tener escasa clientela se
magnifica el
problema. Si tienes sesenta, setenta o incluso ochenta años y el aparato no te
funciona como cuando tenías veinte años, es que sufres una terrible enfermedad
que tarde o temprano te llevará a la fosa. Por el contrario, si eres una
persona joven agotada por el trabajo, con estrés, preocupaciones, problemas y
no tienes ganas de hacerlo todos los días y a todas horas, no estás ante una
situación normal ni natural, que va. Padeces una tremenda disfunción eréctil y
hay que tratarla con pastillitas. Esas tan famosas de color azul. Si no funcionan, Boston Medical Group, con diez años de
experiencia tratando esta espantosa enfermedad, auténtica pandemia del mundo
occidental, tiene la solución. http://www.bostonmedicalgroup.es/
Ya estáis tardando, pichas flojas.
Desde luego que hay casos en que la
disfunción eréctil se produce por causas orgánicas, como en algunos pacientes
con diabetes, pero la mayoría son psicológicas y desde este prisma hay que
contemplarlas.
6.- Menopausia/Andropausia
El envejecimiento no es un proceso
natural, ¡quien os ha contado semejante sandez! Hay que combatirlo con todas
las armas a nuestro alcance, es decir, llevar un tratamiento hormonal
sustitutivo. A los 50 años debemos tener las hormonas por las nubes, como si
tuviéramos 18 primaveras. Es lo más natural del mundo.
Para los sufridos hombres enfermos
de andropausia, os espera, antes de empezar el tratamiento, una exploración
clínica completa, análisis de sangre para determinar el PSA libre y total, un
tacto rectal así como una ecografía transrectal (eventualmente con biopsia de
próstata incluída). Si después de todo este trasteo de bajos, tenéis la inmensa
suerte de ser premiados con un tratamiento hormonal sustitutivo, deberéis
controlaros cada año el PSA y que os realicen una revisión anual de próstata,
por aquello del cáncer y tal. Por supuesto, que os atiborren de hormonas
sintéticas no tiene nada que ver con que en el futuro podáis sufrir un bonito
cáncer de próstata.
Para las mujeres que os acercáis a
la inevitable menopausia, también tenéis vuestro cóctel hormonal para paliar en
lo posible esos molestos síntomas de la edad. Que síntomas asociados a la
menopausia, tales como los acaloramientos y sudoraciones nocturnas, tiendan a
desaparecer en algún punto, independientemente que sean sometidos a tratamiento
o no, no tiene la mayor importancia. Hay que medicarse. Cuanto más mejor. Hormonas
sintéticas y tópicas que ingresan en el torrente sanguíneo y circulan hacia
todas las partes del cuerpo suministradas en forma de píldoras, administradas
mediante parches en los que las hormonas son absorbidas a través de la piel o
administradas mediante inyecciones. Aros vaginales que administran una gran dosis
de estrógeno sintético a todo el cuerpo… Aproximadamente una de cada nueve
mujeres tratadas con terapia de estrógeno durante 3 años, desarrolla un tipo de
cambio precanceroso en su endometrio, conocido como hiperplasia atípica. Pero
eso son solo habladurías de perroflautas de la pseudomedicina sin ninguna base
científica.
7.- La
timidez
El escitalopram, que así es como se llama el fármaco de marras,
pertenece al mismo grupo de medicamentos que el antidepresivo Prozac y actúa
estimulando la liberación de la serotonina, una sustancia del cerebro que
mejora el estado anímico. Las pruebas del fármaco aseguran curar las crisis de
pánico, náuseas, la ansiedad o el rubor de las personas muy tímidas. Tras un
tratamiento de seis meses los pacientes que padecen fobia social (ojo a la nueva definición de tímido) podrían curarse de sus temores, según afirman desde la
compañía farmacéutica LUNDBECK que
produce el escitalopram. No se trata
de un estimulante, no inhibe el juicio de los pacientes, sino que elimina un
temor innecesario para que puedan volver a una vida normal. La fobia social es
más común de lo que la gente cree, se podría definir como el miedo persistente
a situaciones sociales específicas o más generales, el fóbico social tiene un
temor extremo a hacer el ridículo en situaciones sociales. Muchos de estos
pacientes son expertos en ocultar su condición, y a menudo lo consiguen a costa
de evitar las situaciones que provocan su ansiedad.
Amigos, ¿pero de verdad no os habéis
enterado?. ¡¡¡Los tímidos no existen!!!. En realidad son enfermos de “fobia social”. La timidez no es un
rasgo del carácter de la persona o una consecuencia de unas vivencias, sino una
enfermedad gravísima que es necesario tratar…..con fármacos.
8.-
Tránsito intestinal
Esta me encanta. Amigos: el cagar
cuando la naturaleza llama a tu puerta se ha acabado. Aquí hay que
dar de
vientre a unas determinadas horas del día. Hay que cuadrar la agenda para no
interrumpir el normal curso de los acontecimientos. A las 10 de la mañana
reunión, a las 12 parche de nicotina, a las 14 horas comida de empresa, a las
15:55 aguas mayores. Asombroso. Tenemos todo un catálogo de productos
alimenticios que nos permiten ciscar con donaire: yogures, mantequillas, leche,
cereales… pero si nada de eso funciona, tranquilos, no os alarméis, Johnson & Johnson, nos ofrece la
solución a este problema, con un microenema de fácil e higiénica aplicación que
actúa entre 5 y 15 minutos (Micralax 4), y un supositorio de rápida actuación.
Ambos milagrosos productos los podemos encontrar en todas las farmacias. El eslogan
de Johnson & Johnson es “Cuando
tú quieres, puedes”. Evacuar cuando a uno le de la gana aunque no tenga gana,
ya no es problema.
9.- Síndrome
de las piernas inquietas
Si no puedes dormir, si sientes necesidad de mover las piernas, si sientes alivio al moverlas, si es frecuente
por la tarde-noche, puede que sufras el síndrome de las piernas inquietas, una
terrible enfermedad crónica que en España afecta hasta el 10% de la población. Una
auténtica chorrada.
Hasta hace muy poco el síndrome de
la piernas inquietas era una enfermedad muy rara que casi nadie había oído
hablar de ella. Y de la noche a la mañana se nos intenta hacer creer que más de
¡¡cuatro millones de españoles!! la sufren en silencio. Sin saberlo, sin
diagnosticar y sin recibir el tratamiento adecuado. Toda una campaña
propagandística destinada a cualquiera que sufra algo de insomnio y sienta
hormigueo y dolor en las piernas con cierta frecuencia.
El pistoletazo de salida para lograr
extender la enfermedad a nivel mundial lo dio la multinacional GlaxoSmithCline en el año 2003 con un
estudio financiado por ellos mismos. Pronto, con la sospechosa complicidad de
los medios de comunicación, esta nueva enfermedad se extendió como un reguero
de pólvora primero por los Estados Unidos y después por todo el mundo
occidental. Pero tranquilos, GlaxoSmithCline
tenía preparada su milagrosa solución a esta incómoda enfermedad crónica:
Un comprimido de Requip durante el
resto de tu vida y adiós a esa pierna inquieta. Eso sí, si a cambio de que esa caprichosa pierna deje de bailar sola, el consumo de Requip
(ropirinol) o Mirapexin (pramipexol)
de los laboratorios BOEHRINGER INGELHEIM os produce sensación de desvanecimiento, somnolencia, náuseas, alucinaciones
(ver cosas que no están realmente ahí), vómitos, mareo, ardor de estómago,
dolor de estómago, estreñimiento, hinchazón de las piernas, pies o manos,
desvanecimiento al levantarse bruscamente, hipotensión, sopor excesivo,
quedarse dormido de repente sin aparentemente sentir sueño (episodios de sueño
repentino), problemas mentales tales como delirio (confusión grave), ideas
delirantes (ideas irracionales) o paranoia (sospechas irracionales), no hay problema. Siempre podréis combinar el
uso de Requip con un nuevo
tratamiento farmacológico que prevenga todos estos ligeros efectos secundarios.
10.-
Síndrome postvacacional.
Si has pasado unas vacaciones de
cine este verano en Torremolinos o te has hartado de comer, beber y bailar en
las fiestas del pueblo pero ahora estás triste porque tienes que volver al tajo
para verle el careto a ese tipejo que tienes por jefe, es muy posible que
padezcas una enfermedad desconocida hasta hace unos años: el llamado síndrome postvacacional. Se manifiesta
justo a la vuelta de las vacaciones con un cuadro clínico de cansancio,
fatiga, somnolencia, cefaleas, falta de concentración y apetito, dolores
musculares o molestias gástricas. La capacidad de concentración se ve limitada
así como la tolerancia al trabajo. Esta falta de tolerancia al trabajo viene
caracterizada como una sensación de desidia y hastío. En otras ocasiones puede
aparecer una sensación de angustia vital que puede llevar a un bloqueo en el
cual la persona que lo presenta es incapaz de tomar cualquier decisión. Puede
haber un cambio de carácter con cierta agresividad, sin embargo, se establece
habitualmente y de forma progresiva una sintomatología más propia de un cuadro
depresivo. Por todo ello, se afectan diversos aspectos del estilo de vida. El
trabajo, como se ha comentado antes, resulta difícil de realizar. Suele durar
entre 10 y 14 días y afecta al 35 por ciento de la población. En España a unos
catorce millones de personas. Casi ná. En nuestro país, esta enfermedad está ya en el
cuarto puesto de la lista de trastornos que más gasto generan en atención
primaria con un 4,5% del gasto total. Por supuesto, se trata con
antidepresivos.
Estas son, en esencia, mis diez
enfermedades inventadas preferidas pero existen muchas más, como el síndrome de
Sisí, la disfunción sexual femenina, el desorden de deficiencia motivacional
(la vagancia de toda la vida) o la pre-hipertensión arterial. Estas junto
con otras muchas más que seguro se os ocurrirán, las dejo para vuestros comentarios puesto que esta entrada
ya va siendo demasiado larga.
Fuentes:
- Traficantes de
enfermedades: como médicos, compañías farmacéuticas y aseguradoras le hacen sentir enfermo. Lynn Payer, 1994
- El síndrome de las
piernas inquietas: otra enfermedad inexistente. Antonio F. Muro. Discovery D Salud
número 88, Noviembre 2006
- Medicamentos que nos
enferman e industrias farmacéuticas que nos convierten en pacientes. Ray Moyniham, Alan Cassels. Erapias Verdes
/ Navona, 2006