La puesta en escena, presagiaba una intervención clásica, una balada triste, pensé, y Pastora Soler empezó a cantar. Con voz potente, segura, templada como el acero, pero a la vez fluyendo e inundando de sensaciones y matices suaves, nos paralizó a todos. No dejó q la emotividad venciera la afinación en ningún momento, ni siqiera el miedo escénico y la retransmision en directo hicieron que temblase su voz ni un ápice. Al contrario, era consciente de q estaba materializando una actuación soberbia, y no desperdició un solo segundo para llevarnos, a todos los q la escuchabamos, a rendirnos ante la alquimia melódica q nos surgió en esos 3 minutos hipnóticos.
Muy bonito lo de la selección de futbol, pero ayer, una mujer, una, volvió a conseguir q la gente de este pais fuera valorada por todo el mundo, en una disciplina no deportiva.
Lo de pastora, no fué un 10º puesto, fué una actuación de 10.
Toda una lección magistral. Si no pudiste verlo en vivo, deja ahora q inunde tus sentidos:
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