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martes, 9 de abril de 2013

ATOLÓN BIKINI, EL PARAÍSO CONVERTIDO EN INFIERNO


   Aprovechando el tirón nuclear del simpático Kim Jong-un y a que aún no he guardado en el armario mi traje NBQ, después de volver aparentemente intacto de nuestro viaje al desierto de Nevada, os propongo viajar de nuevo en el tiempo y el espacio a otro lugar bañado por la mortal radiación. Digo que vuelvo aparentemente intacto porque los efectos de la radiactividad pueden manifestarse incluso décadas después de haber sido expuesto a ella, como vimos en la entrada dedicada a la trágica película “El Conquistador de Mongolia”. Bueno, mientras voy colocándome el incómodo traje NBQ y compruebo que todo está en orden, me gustaría plantearos una cuestión. Si os pregunto cual fue la primera bomba atómica detonada en la historia que causó víctimas mortales, muchos de vosotros contestaréis sin dudarlo “la que cayó en Hiroshima”. Los más listos incluso sabréis el nombre con que fue bautizada aquella bomba arrojada en territorio japonés el 6 de agosto de 1945: “Little Boy”. Los norteamericanos y su manía con bautizar sus artefactos con nombres ridículos.

Trinity Site, monolito conmemorativo
   Por regla general siempre nos acordamos de los primeros y tendemos a olvidarnos de los siguientes… aunque en este acaso en concreto esta máxima es del todo incorrecta. “Little Boy” no fue el primer artefacto nuclear que causó victimas mortales entre la población. Ese dudoso honor corresponde a “Trinity”, una bomba de plutonio de 19 kilotones detonada a las 5 horas, 29 minutos y 45 segundos del 16 de julio de 1945 en Alamogordo, un remoto lugar ubicado en el desierto de Jornada del Muerto, al suroeste de los Estados Unidos. Era la culminación del proyecto Manhattan. La primera, aunque ni de lejos la más grave, de las chapuzas nucleares estadounidenses. Para empezar, la zona no era “tan remota” como parece. A menos de quince kilómetros del sitio de la explosión pasa la autopista nacional 380. Todo conductor que circulara en su vehículo por el lugar a las 5 horas, 29 minutos y 45 segundos del 16 de julio de 1945, recibió una dosis mortal de rayos Alfa, Beta y Gamma. Tampoco se les ocurrió avisar ni evacuar a los habitantes de las cercanas ciudades de Bingham, Holloman, Alamogordo o Tularosa. Para qué. Los efectos de Trinity se pudieron observar hasta en las cabezas de ganado de algunos de los ranchos de los alrededores. Muchas de ellas hubo que sacrificarlas porque presentaban graves quemaduras producidas por radiación. En 1975, el lugar fue designado monumento histórico nacional, levantándose un monolito conmemorativo en el punto exacto donde fue detonado el artefacto.

Réplica de Trinity, White Sands Museum (Alamogordo)
 Ya conocemos a Trinity y a Little Boy, la primera y segunda bombas nucleares de la historia. También seguro que todos conocéis a Fat Man, la bomba de plutonio de 25 kilotones que el 9 de agosto de 1945 arrasó Nagasaki. ¿Pero y la cuarta? ¿Y la quinta? Para conocer la historia de estos explosivos nucleares de destrucción masiva tenemos que viajar hasta un paradisíaco lugar llamado Atolón Bikini, situado en el Mar del Coral, perteneciente al conjunto de atolones que componen las Islas Marshall. Un idílico lugar tranquilo y perdido en el Pacífico Sur hasta que a los norteamericanos les dio por usarlo como campo de pruebas nucleares de sus juguetitos. Comprobad que estén bien sellados vuestros trajes antirradiación y abrochaos los cinturones porque vamos a dar un salto en el tiempo hasta el día 1 de julio de 1946, apenas un año después del horror de Hiroshima y Nagasaki. Vamos allá.

   Gracias a Hollywood, todos sabemos de la tradicional rivalidad entre el ejército y la marina de guerra estadounidense. En 1946, la marina se siente ninguneada porque el ejercito cuenta con armas nucleares a su disposición y ellos no. Angelitos. Las más altas esferas de la marina norteamericana presionan hasta conseguir que la administración Truman de luz verde a su particular proyecto de armas nucleares. Cargados de buenas intenciones, quieren comprobar qué efecto produce una bomba atómica detonada justo en el centro de una flota naval en mitad del océano. Lo hacen sin malicia. Hasta un niño de primaria sabría contestar a la incógnita pero en 1946 la tecnología nuclear está en pañales. Conseguidos los permisos pertinentes, ya solo falta escoger el emplazamiento para llevar a cabo el experimento.

   El lugar elegido para la cuarta explosión nuclear de la historia es el atolón de Bikini, un territorio bajo el protectorado de los Estados Unidos al término de la Segunda Guerra Mundial; un lugar perfecto para el ensayo pues se encuentra aislado en mitad del océano Pacífico, alejado de las rutas marítimas habituales. Solo hay un pequeño contratiempo: los molestos aborígenes que pueblan las islas. Lo de que sea un ecosistema único en el mundo poblado de raras especies animales y vegetales les trae al pairo. Al experimento lo llaman Operación Crossroad. Los americanos y sus dichosos nombres rimbombantes. Claro que si el experimento hubiera sido llevado a cabo por españoles, lo hubiéramos llamado Operación Babieca, Plus Ultra, o San Apapucio. Mejor no imaginar.

Atolón Bikini, islas Marshall
   Como detonar una bomba nuclear de 21 kilotones bajo las mismas barbas de la población civil, por muy aborigen que sea, causará un escándalo internacional de proporciones siderales, el papelón de convencer a los habitantes de Bikini de abandonar temporalmente la tierra de sus ancestros corresponde al comodoro Ben H. Wyatt, a la sazón gobernador militar de las islas (nombrado a dedo por los norteamericanos, por supuesto). En febrero de 1946, el comodoro Wyatt pronuncia un emotivo discurso a la población de Bikini, básicamente 167 hombres, mujeres y niños en taparrabos, agradeciendo en nombre de toda la humanidad el sacrificio de la población de Bikini “en pos del desarrollo tecnológico nuclear como clave fundamental para conseguir el final definitivo de todas las guerras.” Enternecedor. El rey Juda, soberano de la isla, cree emocionado a pie juntillas la sarta de mentiras del comodoro, accediendo a la deportación temporal de sus súbditos, con él a la cabeza, a otro atolón situado a doscientos kilómetros de distancia: Rongerik, un mugriento lugar mucho más pequeño, con escasos recursos naturales y para más inri, considerado maldito por los nativos de Bikini. Mientras marchan humillados hacia el exilio, observan como un ejército de 42.000 personas, 242 barcos y 156 aviones, invaden sus tierras sagradas, arrasando todo a su paso. Es la primera población de la historia deportada como consecuencia del holocausto nuclear.

   Durante días, la marina de guerra norteamericana despliega en la zona casi un centenar de viejos barcos destinados al desguace, entre ellos buques tan emblemáticos y famosos como el acorazado japonés Nagato y el crucero alemán Prinz Eugen, ambos apresados durante la Segunda Guerra Mundial, el mítico portaaviones estadounidense USS Saratoga y los acorazados norteamericanos Pennsylvania, Nueva York, Arkansas, Nevada, e Independence, que servirán como “blanco” para el experimento. Tras mucho pensarlo, deciden que en vez de llenar los barcos de marineros para estudiar los efectos de la radiación sobre el organismo, es mejor y más humano que la tripulación de las naves se lleve a efecto por 5.400 cerdos, cabras, ovejas y ratas. Hasta el día de la fecha no ha trascendido a qué especie animal pertenecía el almirante al mando de tan siniestra flota.

   “Able”, la primera bomba atómica que estalla en Bikini, es lanzada por un B-29 el día 1 de julio de 1946 a las 8 horas y 45 minutos de la mañana, justo en el centro de la flota. Detonada a 158 metros de altura, es una bomba similar en muchos aspectos a “Fat Man”, lanzada sobre Nagasaki en agosto de 1945. Tan solo cinco de los casi cien buques de guerra se van a pique como consecuencia de la explosión pero el 10 por ciento de los animales a bordo mueren al instante. A Able, le sigue el 25 de julio “Baker”, hecha estallar a 27 metros de profundidad, bajo el nivel del mar. Ésta si que manda al fondo de la laguna de Bikini a casi toda la flota fantasma. Una tercera prueba, llamada Charlie es anulada debido a la elevada contaminación radioactiva producida por Baker.

Baker, 25 de julio de 1946
    Pese a ser dos armas mortíferas, Able y Baker son dos petardos verbeneros comparados con Castle Bravo. Para conocer en profundidad a tan insigne cachivache, tenemos que viajar al día 1 de marzo de 1954 a las 06:45 horas de la mañana, fecha y hora del mayor desastre radiológico de la historia. Ese día, la marina de Estados Unidos tiene todo dispuesto para detonar sobre el maltrecho atolón Bikini una bomba termonuclear de hidrógeno llamada Castle Bravo, con un poder destructivo de 15 Megatones. Un segundo después de las 6 horas y 45 minutos de la mañana, la detonación forma una bola de fuego de casi 7 kilómetros de altura visible desde 450 kilómetros de distancia. Un minuto después, la nube con forma de hongo alcanza una altura de 14 kilómetros; diez minutos más tarde tiene ya un diámetro de 100 kilómetros y sigue creciendo a un ritmo de 6 kilómetros por minuto. La explosión ha creado un cráter de 2 kilómetros de diámetro y 75 metros de profundidad. Tres islas y la barrera de coral que las rodea han sido pulverizadas.

Castle Bravo, 1 de marzo de 1954
   Debido a la magnitud de la deflagración, la contaminación radiactiva supera ampliamente todas las previsiones de los técnicos, provocando una colosal catástrofe medioambiental, agravada por los fuertes vientos imperantes en la zona durante los últimos días. A las 07:45 horas, justo una hora después del inicio de la prueba, barcos de control de la Marina de los Estados Unidos situados a una distancia de 30 kilómetros de la zona de exclusión, son bañados por una mezcla de lluvia y cenizas radiactivas. El radiactivo coral pulverizado llega a los atolones Rongelap y Rongerik, a más de 200 kilómetros de la explosión. Aunque los isleños son evacuados rápidamente, ellos y sus descendientes sufrirán durante el resto de sus vidas las funestas consecuencias de las altas cotas de radiación a las que se han visto expuestos.

  
1954, nativo víctima de la lluvia radiactiva
A 40 millas náuticas de la zona de exclusión de Castle Bravo (unos 75 kilómetros) los veintitrés tripulantes del pesquero japonés Daigo Fukuryu Maru ven a las 06:45 horas de la mañana iluminarse el cielo como un amanecer. Ocho minutos más tarde les llega el sonido de la explosión termonuclear. Un par de horas después, y durante tres horas, son bañados por un extraño un polvo blanco escamoso de coral calcinado que cae del cielo. Extrañados, los pescadores limpian la cubierta del barco con sus propias manos, sin saber que son cenizas altamente contaminadas por los productos de la fisión nuclear. Es un polvo pegajoso que se les adhiere a la piel y el cabello. Un tiempo después comienzan a sufrir náuseas, dolores de cabeza, quemaduras en la piel expuesta, dolor en los ojos y sangrado de encías. Son los primeros síntomas de contaminación por radiación. Los pescadores empiezan a intuir el peligro e intentan alejarse del área, pero la velocidad máxima del barco es de 5 nudos, unos 9 km/h, de manera que se ven expuestos a la radiación durante varias horas. Al poco de llegar al puerto de Yaizu (Japón) el 14 de marzo de 1954, uno de los tripulantes muere, siendo internados el resto en dos hospitales de Tokio. Diez de ellos morirán en los próximos meses. Trazas de la radiación provocada por Castle Bravo llegan hasta Australia, India, Japón e incluso los límites orientales de Europa.

   Después de esta prueba, la zona de exclusión por radiación en torno al atolón Bikini fue aumentada a 570.000 kilómetros cuadrados, aproximadamente el equivalente al 1% de la superficie total del planeta. Después de ser deportados por segunda vez, durante 22 años los nativos de Bikini vivieron de la caridad en barracones de la Marina de los Estados Unidos en Kili, un islote de poco más de un kilómetro de longitud sin recursos naturales. Jamás regresarán a su isla.

   En la actualidad, el atolón está marcado por los gigantescos cráteres dejados por las 23 bombas nucleares y de hidrógeno que fueron probadas en la zona entre 1946 y 1958. Aún sigue siendo una zona altamente radiactiva. El 31 de julio de 2010, la Unesco inscribió al atolón de Bikini como el primer Patrimonio de la Humanidad de las Islas Marshall. Un poco tarde, supongo. 

Fuentes:

Coordenadas Google Maps:
Proyecto Manhattan, Desierto Jornada del Muerto, Trinity Site (Alamogordo): 33.677299 -106.475403
Atolón Bikini, Islas Marshall: 11.521635 165.434372
Cráter Castle Bravo, Atolón Bikini: 11.697222 165.271942
Atolón Rongerick, Islas Marshall: 11.356 167.509995



13 comentarios:

  1. poco q añadir al excelente artículo; tal vez un vídeo q muestra el con un contador de explosiones, fechas y naciones q han hecho sus "aportaciones" nucleares al planeta... seguro q sorprende a más de uno:
    http://www.youtube.com/watch?v=Nt0HrL_QDW8

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    1. Si quieres ver vídeos impactantes, tienes en Youtube varios filmados por la Marina de los Estados Unidos en el atolón Bikini, algunos de más de una hora de duración. Concretamente hay uno escalofriante de poco más de cuatro minutos de duración, que muestra los preparativos, la posterior detonación de Castle Bravo y las consecuencias de la explosión en las islas, habitantes e instalaciones y personal de la Marina. Te dejo el enlace:

      http://www.youtube.com/watch?v=iLNPEry7B_o

      Otro tema que daría para una buena entrada: ¿Sabías que el 1 de abril de 1960 nuestros agradables vecinos franceses detonaron en superficie una bomba nuclear de 10 kilotones, a poco más de 1000 kms. de nuestra frontera? Fue en Argelia, en el desierto de la región de Reggane. A poco más de una hora en avión del aeropuerto de Almería y de Lanzarote. El inofensivo juguetito fue llamado "Gerboise Blanche" (Jerbo Blanco). En total los franceses llevaron a término hasta 17 detonaciones, la mayoría subterráneas, en los sitios de Reggane e In Ekker. Si buscas en Google Maps todavía se pueden ver las instalaciones francesas abandonadas. En su descargo, ningún artefacto superó los 127 kilotones.

      Este tema da para hacer varias entradas, a cual más espeluznante.

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  2. Era muy difícil que EE.UU. no experimentara en aquella época con bombas de fisión, y luego de fusión. Aunque se hubiese contenido después de las explosiones de 1945, al acabar la guerra. Tarde o temprano, con la creciente tensión con la URSS, hubiese tenido que proseguir.

    Afortunadamente, estos test sólo han dañado muy superficialmente nuestro planeta. Y dentro de unas décadas, sus daños serán completamente reparados. Y Bikini podrá ser habitado permanentemente de nuevo. Gracias a las nuevas técnicas basadas en la química, e incluso en la nanotecnologia.

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    1. ¿¿¿...??????? EN QUÉ MUNDO VIVES?????????

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    2. A este Anónimo le hubiera encantado que lo castraran para propósitos científicos. Lo que hay que leer.

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  3. Personalmente, creolo que mas me duele es que quizá hayan desaparecido una cantidad inimaginable de especies no estudiadas ...

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  4. El que piense que esos daños son reparables, "está mas perdio que el barco del arroz", dentro de 5000 millones de años, cuando la tierra llegue a su fin, a lo mejor ya no es radiactivo el sitio, quien sabe.

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  5. SI el amigo cree que el daño ha sido superficial, me disculpan la grosería pero entonces que le pongan en el c... la bomba H para ver si le resguña superficialmente

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  6. en que rayos estaba pensando el anonimo que avalo tales pruebas.. hace unos dias mirando google earth, vi por primera vez el bikiny atoll, es increible ver como los americanos, tales spoiled child con caprichos únicos lloran, para que daddy les conceda el inofensivo permiso de destruir un paraiso y desterrar a sus habitantes y mas aun matarles para asi saber los efectos de lo que ya comprobaron en hirochima.
    me conmueve todo esto,y hasta hoy la gente no sabe nada de todo esto que hasta hace poco cuando los franchutes en moruroa destruyeron otro paradisíaco lugar y los rusos en siberia.

    gracias por darte el tiempo amigo y enseñarnos, trayendonos estos temas.

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  7. Sirva la tremenda y fatídica Lección para Diri-gentes.

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  8. asco de especie, tremenda pena me da todo esto...

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  9. tululu tululu vrocesando esta informacion tan terrible de la humanidad


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