Páginas

viernes, 22 de marzo de 2013

EL CONQUISTADOR DE MONGOLIA


   En esta nueva entrada tengo pensado cambiar de tercio pero sin quitar la vista a la Historia y al Misterio con mayúsculas. Hoy os quiero hablar de cine. El secreto de un buen film reside en que nos cuente una buena historia capaz de engancharnos a nuestra butaca desde el primer minuto, que nos atrape, que nos robe el aliento y que consiga que la recordemos durante el resto de nuestra vida. En la historia del cine hay un puñado de películas que han logrado todo eso y más. Hablar de esas míticas películas no es el objeto de esta entrada. Lo siento. Quiero ir un poco más lejos y adentrarme en el misterio que rodea al rodaje de una de las películas más malas de todos los tiempos.

   En el mundo del Séptimo Arte, son varios los largometrajes rodeados de una aureola de extrañas muertes, desgracias e infortunio. A todos nos viene a la mente las historias más o menos reales, leyendas urbanas que rodean a películas como “Poltergeist” (1982), “El Exorcista” (1973), “La Profecía” (1976), “Superman” (1978) o “El cuervo” (1994) por citar algunas de las más famosas. “El Conquistador de Mongolia”, una extraña película de escaso éxito, rodada en 1954 y protagonizada por John Wayne, supera a todas ellas con creces. Una película maldita que ostenta el tenebroso record de muertes asociadas de actores y personal técnico que participaron en su rodaje. Para conocer mejor la misteriosa historia que envuelve a este filme, os invito a retroceder  en el tiempo y viajar a los Estados Unidos de los años cincuenta.

   Estamos en enero de 1953, en plena guerra fría con la Unión Soviética. El recién elegido presidente de los Estados Unidos Dwight D. Eisenhower decide reducir el desmesurado gasto militar, gestionando de una manera más efectiva los recursos de la nación. Su plan es reducir y abandonar progresivamente el uso del armamento convencional, muy caro de mantener, y apostar decididamente por el armamento nuclear, mucho más poderoso, eficiente… e intimidatorio. Hasta ahí todo bien, solo que desarrollar armamento nuclear requiere de múltiples pruebas sobre el terreno, en una época donde no se conocen bien los efectos negativos a largo plazo de las radiaciones nucleares y no existen todavía los más básicos protocolos de seguridad.

   El grueso de las pruebas nucleares se realiza en el Nevada Test Site (NTS), un amplia área de tres mil quinientos kilómetros cuadrados dedicada al ensayo de dispositivos nucleares, inaugurada el 11 de enero de 1951 por Departamento de Energía de los Estados Unidos. Se encuentra situada en el desierto de Nevada, al sureste del Condado de Nye y a unos 100 kilómetros de la ciudad de Las Vegas. Un inhóspito lugar desértico de terreno montañoso. La primera prueba nuclear en el NTS se realiza el 27 de enero de 1951. Es la primera de un total de 926 detonaciones nucleares, siendo la última de ellas una explosión de plutonio llevada a cabo bajo tierra, el 7 de diciembre de 2012. Ayer como quien dice. En la actualidad es un lugar asolado, decorado con centenares de cráteres originados tanto por explosiones subterráneas como por detonaciones en superficie. Es el lugar más contaminado por radicación del planeta. Ni Chernobyl, ni Pripyat, ni Fukushima. Todo Yucca Flats y grandes áreas del NTS serán inhabitables para siempre.

   Todo esto está muy bien pero os estaréis preguntando qué tiene que ver esta bonita historia con la película “El Conquistador de Mongolia” (The Conqueror). Sencillo y a la vez funesto. Vamos con la segunda parte de la historia.

   Para quien no haya visto esta singular película estrenada en 1956, decir que se trata de una biografía “muy libre” de las andanzas de Gengis Khan, personaje al que da vida John Wayne. Una película muy ambiciosa que mezcla los géneros de aventuras, bélico, romance, histórico, biográfico, épico… y al final se queda en nada. Una lástima porque el reparto es de lujo. Los dos actores de moda del momento, John Wayne como el caudillo mongol Gengis Khan, y Susan Hayward como la princesa Bortai, son los protagonistas. El reparto se completa con Agnes Moorehead, Pedro Armendáriz y William Conrad, entre otros. Presupuesto es otra de las cosas que no faltan. El excéntrico magnate Howard Hughes es el productor, sinónimo de pasta a cascoporro.

   Hughes decide rodar la película a lo grande, viajando a Mongolia para usar los escenarios naturales donde vivió el propio Gengis Khan ochocientos años antes pero se encuentra con el escollo insalvable de la dichosa Guerra Fría. Mongolia, un paupérrimo país alineado bajo el paraguas de la Unión Soviética, pone las cosas imposibles para que un grupo de 220 chalados norteamericanos entre técnicos y actores, campen a sus anchas por paisajes desérticos que albergan secretas bases militares soviéticas.

NTS, craters ocasionados por las pruebas nucleares
   Ya que el desierto de Mongolia no puede ser, los productores localizan un lugar perfecto en Estados Unidos para rodar los exteriores. Se trata del desierto de Escalante, un encantador lugar que guarda un asombroso parecido con los yermos parajes mongoles, cerca de la ciudad de St. George, en el corazón de Utah, junto al vasto desierto de Nevada y a escasos 200 kilómetros de la ciudad de Las Vegas… y del Nevada Test Site. Vaya, otro contratiempo. Con lógica preocupación, Dick Powell, director del film y parte del equipo de producción, se ponen en contacto con expertos gubernamentales y con el Departamento de Energía de Estados Unidos a fin de confirmar que el lugar es seguro y obtener los permisos pertinentes para el inicio del rodaje. Los expertos afirman que la zona es completamente segura, a pesar de que a lo largo de los años anteriores se han explosionado un total treinta y una bombas nucleares de hasta 61 kilotones, a menos de doscientos kilómetros del lugar elegido para el rodaje. Palmaditas en la espalda, “tranquilos que esto está todo controlado” y autorizan el inicio del rodaje.

   El rodaje comienza en junio de 1954. Como toda superproducción que se precie, el proceso es un auténtico caos. Durante trece semanas en mitad de aquel desierto abrasador, los actores sufren temperaturas extremas, una pantera negra intenta merendarse a Susan Hayward e incluso una repentina inundación está a punto de mandar al otro barrio a la mitad del equipo. Como anécdota, algunos miembros del rodaje afirman inquietos que las arenas del desierto de Escalante brillan en la oscuridad con un extraño resplandor rojizo.

Nevada Test Site
   John Wayne y algún que otro miembro del personal andan con la mosca tras la oreja por haber elegido para el rodaje precisamente aquella zona tan cercana a un campo de pruebas nuclear. Va de aquí para allá con cara seria y un contador Geiger al cinto pero parece que las mediciones de radiación que marca el aparato están dentro de lo normal. Con los días se tranquiliza y lleva a sus dos hijos pequeños, Michael y Patrick, al set para que disfruten del rodaje de las grandiosas escenas de batalla. Enormes ventiladores eléctricos levantan grandes nubes de polvo desértico para dar más realismo a las escenas. Un incómodo polvo que se cuela por todas partes y que impregna hasta los alimentos suministrados por el servicio de catering. Terminado el rodaje de exteriores, Howard Hughes hace llevar varias excavadoras y camiones a la zona para que carguen sesenta toneladas de aquella extraña arena que brilla en la oscuridad y las trasladen sin falta a Hollywood para proseguir con el rodaje del resto de las tomas de estudio.

   El estreno del largometraje en marzo de 1956 fue un absoluto fracaso comercial, al punto de ser catalogado como una de las peores películas de los años 50. Pero eso no fue lo peor de todo. Las desgracias comienzan ahora. Apenas ocho meses después del estreno y a poco más de dos años del fin del rodaje, el compositor de la banda sonora de la película, Victor Young, murió en su casa de Palm Beach a los 56 años de edad por una masiva hemorragia producida por un cáncer cerebral. El 2 de enero de 1963 el director Dick Powell, fallece de un linfoma no-Hodgkin. También en 1963, Pedro Armendáriz se vuela la tapa de los sesos al descubrir que padece un cáncer renal con metástasis en fase terminal. Tenía 51 años. Ocho años después, el 18 de junio de 1971, muere de cáncer con 56 años el actor Thomas Gómez, que en la película encarna a Wang Khan. Tres años más tarde, un cáncer de pulmón se lleva por delante a la actriz Agnes Moorehead, a los 68 años de edad. Un cáncer cerebral le arrebata la vida a Susan Hayward, el 14 de marzo de 1975, cuando contaba con 56 años. John Wayne, “The Duke” para sus amigos, padece la misma enfermedad desde el año 1964. Primero se le diagnostica cáncer de pulmón, sometiéndose a una intervención quirúrgica para extirparle el pulmón izquierdo y dos costillas; años más tarde, en 1978, es el estómago el afectado, extendiéndose posteriormente al páncreas y  al hígado. Muere el 11 de junio de 1979, pocos días después de su 72 cumpleaños. El actor que en la cinta da vida a Shama, John Hoyt, muere en California en 1991 por culpa de un carcinoma de pulmón. Seis meses más tarde, Jeanne Gerson, que encarnaba a la esclava de Susan Hayward, muere de cáncer. Dos años después, la misma enfermedad lleva a la tumba al actor William Conrad, de 64 años. En el año 1984, de las 220 personas que participaron en el rodaje de El Conquistador de Mongolia, 150 padecían o habían padecido el cáncer, de los cuales 46 ya habían muerto por la enfermedad.

"Harry", 19 de mayo de 1953
   El origen de los numerosos casos de cáncer entre el reparto y el equipo que participó en el rodaje y permaneció en contacto con la arena contaminada llevada a los estudios de Los Ángeles, estuvo con toda probabilidad en los insalubres niveles de radicación de la zona, algo que el gobierno norteamericano siempre negó. Incluso se cree que con toda probabilidad, el culpable fue “Harry el Sucio”. No el mítico personaje de Clint Eastwood, sino una bomba atómica de 32 kilotones bautizada como “Dirty Harry” detonada el 19 de mayo de 1953 en el área de Yucca Flats, dentro del Nevada Test Site. Aquél fue un experimento fallido ocultado de manera despreciable por el Departamento de Energía. La explosión controlada de “Dirty Harry” produjo una inmensa nube de lluvia radiactiva que el viento se encargó de esparcir hacia el este hasta una distancia de 300 kilómetros. Los vecinos de St. George denunciaron que durante aquellos días de finales de mayo de 1953, flotaba en el aire un extraño sabor metálico. La sospecha se confirmó cuando años después los ciudadanos de este tranquilo pueblo tuvieron que empezar a lidiar con elevados casos de enfermedades como la leucemia, el linfoma, el cáncer de tiroides, cáncer de mama, melanoma, cáncer de huesos, tumores cerebrales y cánceres del tracto gastrointestinal. Treinta años después, uno de cada dos habitantes de St. George había contraído cáncer en cualquiera de sus formas.

   Durante el resto de su vida, Howard Hughes se sintió culpable de todo el desgraciado asunto que envolvió a The Conqueror. Pago 12 millones de dólares a sus abogados para que recuperaran todas las copias de la película dispersas por el mundo y, en los 17 años siguientes, no pudo ser visualizada por nadie más que por él mismo. En sus últimos años paranoides, visionó aquella película de manera compulsiva una y otra vez en la sala privada de proyección de su mansión en Las Vegas.

  Una mediocre película con una negra historia que recomiendo ver como homenaje a las grandes estrellas que participaron en ella y dieron su involuntariamente su salud, su vida o ambas, por culpa de un gobierno que ocultó a la población un mortífero secreto.

Fuentes:
Pagina Oficial de la Oficina de Operaciones de Nevada, Departamento de Energía de los EE.UU. http://www.nv.doe.gov

Coordenadas Google Maps:
  • Yucca Flats, Área 10. Nevada Test Site (NTS), desierto de Nevada, situado a escasos kilómetros del set de rodaje de “The Conqueror”: 37.136111 - 116.057764
  • St. George, Utah: 37.10907 -113.583298
  • Desierto de Escalante, Utah: 37.938301 -113.306999
 Fotos: Internet. Esta vez no he podido acompañar fotos mías. Imposible acercarse a Yucca Flats sin traje antirradiación, sin contador Geiger y sin acreditación ;)

8 comentarios:

  1. Impresionante reportaje el que nos ofreces amigo. Me he quedado impactado con los datos que aportas y que cifran tantísimas muertes que pudieron ser evitadas si el gobierno norteamericano hubiese hecho puesto sobre aviso al director. Imagínate cuantas muertes fuera de sospecha, alargan las listas de gobiernos del mundo que con sus pruebas nucleares exterminaron vida por doquier.
    Qué miserable es el ser humano.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Jorge. A raiz de la funesta historia de la película The Conqueror, me he estado documentando dentro de mis modestas posibilidades, sobre los experimentos llevados a cabo en el Nevada Test Site y la actitud de los Departamentos de Defensa y Energía de los Estados Unidos con la energía nuclear. Impresiona mucho. Quizás haga en un futuro una entrada sobre el NTS.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Por cierto, recomiendo ver desde el aire el Nevada Test Site usando las coordenadas que doy al final. Es un tétrico paisaje lunar sembrado por centenares de cráteres producidos por explosiones nucleares.

    ResponderEliminar
  4. suscribo el comentario de Jorge. Imposible no conmocionarse con el artículo. De nuevo M.A.B. abordando temas inéditos y sorprendentes; una mágica factoría inagotable de temas interesantes en su mente.
    Espartano pura raza. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Jefe. Después de muchos años, esta mañana he vuelto a ver "El Conquistador de Mongolia" y... hoy no me ha parecido tan mala. Incluso me ha conmovido. Hoy día estrenan en el cine con toda pompa cosas mucho peores que esta película. Tiene buenas escenas de acción, todas rodadas a pelo sin la mentira virtual del ordenador, bonitos paisajes, míticas estrellas de cine, buena banda sonora... lo único que falla es el guión. Se ve con otros ojos después de conocer el trasfondo.

      Un abrazo.

      Eliminar
  5. Impresionante las publicaciones de Miguel Angel B. el Grande. Esta es una más. Enhorabuena, fenomeno

    ResponderEliminar
  6. he descubierto estos artículos un poco tarde, pero aun así, me llego a conmocionar de semejante manera todo lo que se ha hecho y se ha mantenido oculto sin importar en los mas mínimo las graves consecuencias que siempre afectan al que menos culpa y conocimiento tiene. Dentro de google maps y con las coordenadas dadas, me sorprende lo cerca que están de ese "desierto lunar macabro" pueblos y ciudades como las vegas. Cuanto mal pueden tener consigo esas tierras por culpa de la mano del hombre?

    ResponderEliminar