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lunes, 18 de junio de 2012

Nunca ganará un Oscar... ni falta que le hace.



Me gustan muchas películas, a sabiendas de que no tienen gran valor artístico (aunque claro, eso del valor artístico es una convención de sesudos críticos aburridos). Cómo decía, me gustan porque me hacen pasar un buen rato, y cumplen la función principal del cine, que, para mí, no es el arte, sino el Entretenimiento, con mayúscula; hacer que durante dos horas nos olvidemos de lo cotidiano y soñemos, y vivamos aventuras, y tomemos partido de forma a veces irracional, por el bueno,



o por el feo,



o por el malo...




Pero no, no voy a hablar de ningún espaghetti-western, ni de Sergio Leone, ni del maestro Eastwood, sino... de John Mc Clane.








Me encanta este personaje, policía perdedor, su vida personal es un desastre, nunca llegará a ascender, pero tiene un estricto código moral, divide al mundo en buenos y malos, (así, sin grises), y no le importa perder la vida para que éstos no le hagan daño a aquellos.


Por supuesto que los argumentos son tremendamente simples. Unos terroristas, que, sospechosamente, visten y hablan de una forma muy "europea", intentan hacerse ricos a costa de matar unos pocos inocentes. Pero aquí está él para evitarlo, defensor del más genuino "american way of life", le falta comer hamburguesas y beber cervezas en packs de a seis, mientras se dedica a acribillarlos a balazos. Pero basta con obviar estas obviedades, y las películas son tremendamente divertidas.






En la primera, cuenta con la inestimable ayuda de otro personaje más americano que el tío Sam, el policía de a pie, gordo y comedor de donuts, pero también con principios y con un par bien puesto.











El pobrecito no sabía que, a pesar de tener que salvarle el culo a McClane al final de la película, su mayor enemigo estaba por llegar

Si no sabes quien es... no sé que haces leyendo ésto. Insensato, busca por ahí siquiera seis o siete capítulos de la serie Cosas de casa 









La segunda, la vi una vez, no me gustó, así que si quieres verla allá tú. Creo que era en un aeropuerto, y que había nieve...



La tercera vuelve a ser divertida y relajante. Esta vez al aire libre, luchando con el hermano del malvado de la primera, que busca venganza, y de nuevo acabará pateándole el culo, claro, con la ayuda, en esta ocasión de otro americano típico y negro, que regenta una tienda en el Harlem.




A nuestro pobre McClane le toca hacer de hombre-anuncio, en una situación cuando menos comprometida, pero de nuevo saldrá airoso, faltaría más!!!














Y finalmente, está la cuarta (la 4.0, en una traducción del título al español que no me gusta, parece que eso de poner las versiones en plan informático fuera coser y cantar, cuando, como todo, tiene su arte).
Esta también me entretuvo mucho, llega a ser auto-paródica, cuando el protagonista derriba un helicóptero lanzándole un coche. (No como lo haría Hulk, sino conduciendo el coche, dirigiéndolo a una rampa, y saltando del mismo en el último segundo). Curiosamente, tras noventa minutos de película, esto parece perfectamente posible, quizás porque es él quien lo hace.






Venga, animaros, y a verlas de nuevo otra vez, y si ya os empiezan a cansar, permitidme que recomiende otra película de Bruce Willis (No, no es El Sexto sentido, con ese insufrible niño con cara de reprimido asustadizo).
16 Calles, gran film policiaco, en el que un mayorcete Bruce Willis debe llevar un prisionero a su destino, a pesar de que sus propios compañeros, corruptos cual gaviotas ellos, quieren impedírselo. Vamos, un western típico (no iba de eso Río Rojo Bravo?), pero trasladado a las calles de Nueva York.




En fin, que no le van a dar el Oscar, al menos no es previsible, pero a mí me ha hecho pasar buenos ratos. Y no hemos hablado de 12 Monos , ni de El último hombre, ni de Armaggedon...


Si se porta bien, y sigue haciendo películas entretenidas, quizás un día el jefe lo haga espartano de honor, quien sabe...

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